Cuando los niños lloran ¿Qué hacer y cómo ayudar?

Cuando nuestro hijo o nuestra hija está llorando, se encuentra enfadado o parece molesta, es conveniente saber el motivo que ha desencadenado ese estado de ánimo. Si manejamos esa información con anterioridad, nos resultará más fácil entender su postura o su reacción.

 

Es importante entender que todas las emociones vienen provocadas por un estímulo y que este genera una respuesta. En un porcentaje alto, los niños y las niñas, responden de una manera reactiva, es decir, no paran y piensan la respuesta, simplemente actúan: ya sea con grito tremendo, con un portazo, un golpe, con un llanto desgarrador.

¿Qué decir cuando los niños lloran?

Cambiar “No llores” por “Entiendo que estés llorando”. Seguro que en ese momento ellos necesitan sentirse consolados y entendidos.

 

Sustituya “No pasa nada” por “Comprendo que te sientas así. ¿Quieres que hagamos…?”

Cuando perdemos algo o a alguien valioso, es probable que nos inunde un sentimiento de tristeza grande. En el caso de los adultos, podemos perder un familiar, el trabajo, la pareja o una posibilidad de ascenso… En ese momento nos gustaría que acompañaran y entendieran nuestro duelo.

 

En el caso de nuestros hijos  ¿qué pueden perder? Por ejemplo,  su juguete favorito un amigo que se mudó de vecindario o un abuelo… En ese momento en vez de decirles “No llores, que no pasa nada”, podemos decirle: “Entiendo que llores, querías mucho a tu amigo y ahora no le verás tan a menudo. ¿Quieres que le escribamos una carta?”.

 

Evite decir “Llorar es de cobardes” y cámbielo por” ¿Qué necesitas para dejar de tener miedo?”

Imagine también que el miedo bloquea y el agobio  lleva al llanto, ¿A ninguno de nosotros le gustaría que nos  dijeran “No llores”… Pues lo mismo pasa con los niños.

 

Es posible que ese miedo les limite y se apodere de ellos; y es probable que su reacción sea el llanto. Por lo tanto, no etiquetemos y juzguemos su reacción. En lugar de eso, les podemos decir “Entiendo que tengas miedo, ¿qué necesitas para salir de esta situación?”, o “¿Quieres/necesitas que me quede contigo?”.

 

No diga “Deja de llorar y no te enfades”, mejor apuesta por “Te noto enojado, ¿quieres que hablemos?”

Hay ocasiones en la que nos encontramos frustrados, enfadados, irritados, etc. y somos capaces de llegar a niveles altos y que salga el llanto. Sí, los adultos también lloramos y es necesario que nos demos permiso para ello, si es que así lo sentimos.

 

Pues también les pasa a los niños. Y, ¿qué necesitan nuestros hijos  en esos momentos? Necesitan que estemos cerca, necesitan nuestro amor, nuestro entendimiento; validar una vez más su emoción. Por lo tanto, les podemos decir “Te noto muy enfadada”, “Tienes el cuerpo tenso”, “¿Quieres que hablemos de lo que ha pasado?”

 

Por lo tanto, lo más importante es no juzgar su persona. Por lo contrario, los padres debemos ayudar a nuestros hijos a regular su conducta y hacerla más adaptativa. Además, ponernos en su lugar desde su visión, desde su altura, es lo que realmente necesitan.